domingo, 31 de octubre de 2010

Filogenia y evolución

Oso polar del zoológico de San Diego, EE.UU.
Opciones...

No existen subespecies auténticas de oso polar,[5] debido al reciente origen de la especie (probablemente a finales del Pleistoceno) y la gran movilidad de sus individuos sobre los vastos campos de hielo, lo que reduce el aislamiento genético de éstos. Aun así, los especialistas distinguen de un modo informal seis poblaciones mayores:

Los estudios moleculares arrojan una sorprendente proximidad con el oso pardo (Ursus arctos). De hecho, existen subespecies de oso pardo con más similitudes genéticas con el oso polar que con otros osos pardos, lo que confirma la vieja hipótesis de que el oso blanco tuvo su origen en una población costera de osos pardos que sufrió una fuerte presión selectiva durante las glaciaciones del Pleistoceno, lo que tuvo consecuencias importantes tanto en su anatomía como comportamiento. El registro fósil de esta especie, muy pobre, tiene sus restos más antiguos en Kew (Inglaterra), que corresponden a un oso polar anatómicamente moderno (aunque mucho más grande que los actuales), por lo que los orígenes de la especie son bastante más antiguos. El reloj molecular data su escisión del oso pardo europeo entre 100,000 y 250,000 años atrás, hecho que probablemente sucedió en la costa norte de Eurasia. Su devenir posterior estuvo ligado al avance y retroceso de los glaciares: a finales del Pleistoceno abundó en el Báltico y en épocas anteriores pudo llegar hasta las costas de Francia y España.[6]

La proximidad al oso pardo ha llevado a considerar la propuesta de clasificar al oso polar como, en realidad, una subespecie del primero. Sin embargo, esta idea plantea serios problemas. Además de las diferencias anatómicas existentes, es de señalar que las grandes diferencias de comportamiento y hábitat mantienen alejados a ambos animales, garantizando el aislamiento reproductivo. Los cruces, casi inexistentes en la naturaleza, son muy raros en cautividad, aunque producen híbridos fértiles. Por lo tanto, lo más adecuado es sostener que los osos polares forman una especie válida, aunque extremadamente joven.


No hay comentarios:

Publicar un comentario